Carta de Lectores publicada por Diario La Nación el día 02/09/08
Todavía no agotados los márgenes de la historia de la década del 70, plagada de actos violentos y de ignorancia del arrepentimiento, nadie puede arrogarse el monopolio de la verdad. En ese sentido, he leído y escuchado a Arturo Larrabure, cuyo padre murió a manos del ERP, que objetó con justicia la evocación de los asesinos en un parque público. Ello me alentó a recordar un hecho que me tocó vivir en esa década.
A mediados de 1971, ese grupo ilegal colocó en el motor de mi automóvil una bomba que debía detonar al encenderlo. El hecho fortuito de que el portero observó «algo raro que colgaba» bastó para alertar a la policía. Llegaron expertos que la desarmaron, previo corte del tránsito de las avenidas Callao y Alvear. A ellos les debo la vida.
Mi falta fue trabajar en el radicalismo acompañando a mis dos grandes maestros y amigos: Ricardo Balbín y Juan Carlos Pugliese, quienes obraban un papel histórico superior: la unidad nacional, más allá de las discrepancias."
Marcos M. de Estrada
Ex concejal de Rojas
Ex delegado de Línea Nac. UCR
Av. del Libertador 2602, Capital
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