sábado, 27 de enero de 2007

Los Imberbes, Perón y la Triple A

El túnel del tiempo se ha instalado definitivamente en Argentina. Y los derrotados del ayer, los expulsados de la Plaza el 1ro de Mayo de 1974 han regresado, con su carga de odio y resentimiento, dispuestos a continuar la venganza. Ya no alcanza con el ataque a las Fuerzas Armadas. Su sed de sangre, metafóricamente hablando –al menos por el momento-, los lleva a la figura mítica del General.

Porque los montoneros saben y nosotros sabemos, lo que todo el mundo sabe: Que la Alianza Anticomunista Argentina fue, cuando menos, inspirada y/o permitida por el general Juan Domingo Perón.

Los terroristas reciclados en políticos le dieron la espalda en el 74 y se la vuelven a dar en el 2007. El nuevo movimiento está en marcha y el presidente Kirchner cree que ya no lo necesita al General. En su infinita soberbia supone que el “Pocho” es como Duhalde, un preservativo que puede ser usado y tirado a la basura ¿Lo acompañará en esta empresa el verdadero pueblo peronista? ¿Lo seguirán los dirigentes históricos del movimiento?.

Y los inspiradores de esta maniobra ya comenzaron a percibir su error. Una simple empapelada de la ciudad por parte de los sindicatos, con el mensaje directo “No jodan con Perón” provocó la reculada de las huestes kirchneristas. Con mucha razón, Jorge Asís definía al presidente patagónico como un duro en el arte de arrugar. Hasta el histórico montonero Carlos Kunkel salió a defender la figura de quien lo expulsara del bloque justicialista, cuando le negara su apoyo para combatir al terrorismo con la ley en la mano.

Interesante punto. Los que le cerraban la puerta al dictado de normas que permitieran encauzar la lucha contra el terrorismo en el marco legal, hoy levantan el dedo acusador contra Perón por haber utilizado un instrumento ilegal para combatirlos. Así fue siempre la hipocresía de la izquierda blindada en Argentina.

Perón y la Triple A

Decimos sin falsas vergüenzas que Perón fue el inspirador de la temible Triple A. Y no lo hacemos -como los imberbes de la Patria Socialista o los históricos gorilas de siempre- con el ánimo de quemar la figura del general. Resulta interesante esta coincidencia entre dos concepciones teóricamente enfrentadas. ¿Hay algo más gorila que este intento de los montoneros por corroer la imagen de Perón?.

No se trata de justificar o de reivindicar la metodología implementada por el tri-presidente constitucional de los argentinos para combatir al terrorismo marxista. No se pretende ingresarlo en el altar de los santos. Se trata de comprender su conducta, en función de la situación que se vivía en la década del 70.

Se equivocan aquellos que pretenden salvar la imagen del general apelando a que estaba enfermo y no podía controlar a López Rega. ¿Resulta creíble que justamente Juan Domingo Perón, un hombre siempre personalista en el arte de la conducción, se hubiera desentendido de algo tan importante como la depuración de su partido? ¿Resulta aceptable asumir que Perón fue un títere de su propio mayordomo?. La historia debe ser asimilada en su totalidad. Se tiene que aceptar al Perón histórico, con sus luces y sus sombras, con sus errores y sus aciertos, analizando su conducta a la luz de los patrones y valores compartidos por la sociedad en el momento de los hechos.

Porque ¿Puede analizarse la existencia de la Triple A sin considerar el accionar delictivo de las distintas organizaciones terroristas que vistieron de luto a nuestra Patria en la década del 70? ¿Es posible juzgar con vehemencia la reacción de un gobierno sin considerar la naturaleza del accionar que lo puso en movimiento?. Considero que esto no es posible. Se deben analizar los procesos históricos a la luz del contexto que les diera lugar.

Si se observa a un anciano haciendo muecas para arrancar la sonrisa de un pequeño, y se hace abstracción de la figura del niño, sería lícito pensar que el abuelito está sufriendo algún tipo de trastorno mental. Pero si incorporamos al niño en la imagen, nos encontraremos con un encantador cuadro familiar donde el abuelo manifiesta su amor por la criatura. Lo mismo sucede cuando pretendemos analizar los hechos sin considerar el contexto. No nos quedamos con una media verdad, sino con una caricatura de la realidad. Ahora bien ¿Cuál era el contexto en el cual la Triple A tuvo su aparición pública?.

Los Hechos

Cuando Perón regresa a la Argentina, después de 18 años de proscripción, lo hace con la idea de pacificar a todos los argentinos. El viejo león indomable había creado las condiciones para su regreso y suponía –equivocadamente- que éste le permitiría superar la etapa de violencia política en Argentina. Frente a la lucha de clases, propuesta por el socialismo montonero, Juan Domingo Perón clama por un Pacto Social.

Era lógico suponer que aquellos que tomaron las armas con la excusa del retorno, se vieran obligados a abandonarlas cuando aquel estuviera de nuevo en nuestra patria. Pero fue precisamente el retorno el hecho que desnuda las reales intenciones de los montoneros y sus aliados de la Tendencia Revolucionaria. Ellos buscaban la concreción de una Patria Socialista, similar al modelo establecido desde 1959 en la Cuba de Fidel, mientras que Perón buscaba la justicia social para todos los argentinos. Y el enfrentamiento recrudeció.

Al Pacto Social del general los montoneros le contestan con el asesinato de Rucci, crimen que se suma a los cientos de atentados producidos por los Montoneros contra el sindicalismo tradicional, acusado ahora de burócrata. Vandor, Alonso, Moreno, Kloosterman, Romano, Armesto, Mansilla, Coria, Magaldi, Fernandez, Bayarasky, Chavez, Frías, Juarez, Jiménez, Ponce, Chirino, Quiroz, Acosta, Gimenez, son algunos de los gremialistas “ajusticiados” por los jóvenes idealistas.

Tras la muerte de Rucci, el canto de los imberbes ponía de manifiesto su demencia: “Rucci, traidor, saludos a Vandor”. Los hombres de confianza del general estaban siendo diezmados por el terrorismo. La izquierda dura del movimiento intenta imponerse por las armas. Como fracasa su intento de manipular a las masas, retorna a los viejos métodos del leninismo. El poder brota de la boca del fusil.

Había que enfrentar a la violencia descontrolada. Pero cómo hacerlo. Ese es el gran dilema de todos los gobiernos para combatir al terrorismo. Problema realmente insoluble cuando las organizaciones revolucionarias tienen la decisión y la capacidad para enfrentar a las fuerzas del estado nacional.

No se trataba de un ejército regular que atacaba abiertamente, con las armas en la mano… se trataba de organizaciones clandestinas, que asumían la categoría militar cuando obraban como victimarias y se escudaban en su condición de civiles cuando eran víctimas.

El general, como buen soldado, sabía del arte de la guerra. Y sabía de las características del ambiente operacional de la guerrilla urbana. También conocía las dificultades para emprender un combate con la ley en la mano. El 25 de mayo de 1973, todos los terroristas procesados habían sido liberados y toda la legislación anti terrorista había sido derogada. Y los jueces que habían tenido el valor de condenar a los guerrilleros estaban amenazados. El juez Quiroga pagaría con su vida el cumplimiento de sus deberes como magistrado.

Seguramente todos estos datos serían analizados en la mente fría del general. Y no menos importante sería la consideración de sus propias fuerzas armadas. ¿Podía confiar en el empeñamiento de aquellas contra el terrorismo marxista después de tantos años de mentalidad antiperonista en buena parte de los cuarteles?.

Seguramente, recordaría el presidente que meses atrás, el Operativo Dorrego, ideado por el recientemente ascendido General Cesio, había culminado con un desfile donde las tropas del ejército se complementaban con el pasaje de las columnas montoneras. ¿Podía Perón hacer partícipe de esta guerra contra el marxismo a las filas de su ejército o era preferible apelar al Somatén… esa idea del general español Primo de Rivera, que conformara una organización para militar, conformada por civiles, para apoyar al Ejército de Tierra.

Lo importante era el resultado. ¿Cuál era el método más eficiente para cumplir con la finalidad de toda guerra, que no es otra que imponer la propia voluntad al enemigo? Había que aniquilarlos… con la ley o sin la ley… y Juan Domingo Perón no se detuvo en respetos humanos. Había hecho todo lo posible para que la Juventud Maravillosa encausara su accionar en la militancia peronista. Pero ellos eligieron la bandera socialista… y tomaron las armas, ahora contra el gobierno constitucional… y el estado nacional les hizo frente. Como pudo, como lo creyó conveniente, en cumplimiento de su ineludible deber de garantizar la paz para todos los argentinos, aunque para ello hubiera sido necesario el exterminio del reducido numero de psicópatas que no aceptaban vivir en una República Democrática.



Pedro Rafael Mercado
DNI: 18.046.597

miércoles, 3 de enero de 2007

Kirchner y Perón

El 9 de febrero de 1974, el diario La Nación, al comentar una conferencia de prensa otorgada por el Presidente Perón, reproducía un diálogo entre aquel y la periodista del diario “El Mundo”, Ana Guzzeti. Al referirse a ciertos atentados contra dirigentes de izquierda, la periodista afirmó: “En el término de dos semanas hubieron exactamente veinticinco unidades básicas voladas… y doce militantes muertos, todo esto está hecho por grupos parapoliciales de derecha”.

Indignado, el general respondió: “¿Usted se hace responsable de lo que dice? Eso de parapoliciales lo tiene que probar”, al tiempo que le ordenaba a su edecán: “Tomen los datos necesarios para que el Ministerio de Justicia inicie causa contra esta señorita”.

El 29 de diciembre de 2006, en relación al caso Gerez, el presidente Nestor Kirchner decía: “Todo hace pensar que ha actuado lo que se conocía como mano de obra desocupada, es decir, elementos paramilitares o parapoliciales…”.

No tengo dudas. Si Perón regresara de la tumba, le iniciaría varias causas judiciales a Kirchner, entre otros aspectos por falsedad ideológica. Y, como dice un amigo, si Perón viviera bajo el actual gobierno, sería un perseguido de Luis Duhalde, por violaciones a los derechos humanos y de Montoya por evasión de impuestos. Muchachos del Frente para la Victoria, Sáquense la careta, por favor. Dejen de usar a Perón.

Lic Pedro Rafael Mercado
DNI: 18.046.597