domingo, 31 de diciembre de 2006

Los Montos... probrecitos, no saben, no entienden

La historia de los montoneros es la historia del voluntarismo político. Siempre se caracterizaron por un terrible derroche de coraje físico, sólo comparable con el tamaño de sus limitaciones intelectuales. Lo que unido a una gran dosis de soberbia, los llevó siemopre a cometer los más absurdos errores estratégicos.

Pensaron que tirándole un “fiambre” al General Perón estarían en mejores condiciones de negociar con el viejo líder… y sólo por eso, lo mataron a Ignacio Rucci. Lo único que consiguieron es que “el pocho” pusiera en ejecución una guerra solapada para eliminarlos.

Pensaron que incentivando el golpe en el 76, conseguirían el apoyo del pueblo argentino a su lucha elitista. Lo único que lograron es que la gente saliera a aplaudir que “se terminara con ese vergonzoso gobierno de mafiosos”, al decir de Ernesto Sábato.

Pero ¿aprendieron algo en estos años de espera para llegar al poder? Pareciera que no. Porque siguen cometiendo los mismos errores. Envalentonados por triunfos parciales, y tal vez considerando que el poder no dura para siempre, se olvidan de los tiempos y aceleran en su resentimiento vengativo.

Sólo eso puede explicar su apoyo a la calificación como crímenes de lesa humanidad a los hechos delictivos cometidos por la Triple A. Pobrecitos, no saben, no entienden, que más tarde o más temprano, esto los acerca a la prisión. Porque al igual que la Triple A, todas las organizaciones político – militares que apelaron al terror para imponer sus ideas en la década del 70, cometieron crímenes de lesa humanidad.

Por eso, señor presidente… muy pronto, su pedido de justicia y reconciliación sin impunidad, se podrá ver concretado. El único problema es que usted perderá a sus principales colaboradores, que tendrán que rendir cuentas por su pasado terrorista.
Pedro Rafael Mercado
DNI: 18.046.597

viernes, 15 de septiembre de 2006

El Ejército, la autoridad y la ley

El día 15 de setiembre, luciendo con orgullo mi uniforme, ingresé a los Cuarteles del Regimiento de Infantería 1 Patricios. Como todos los años, me aprestaba a celebrar con mis camaradas el Acto Central por el Día de la Infantería. Para solventar los gastos de la ceremonia, todos los meses me fue descontada de mis magros haberes, una pequeña cuota. Pero bien valía la pena. La oportunidad del reencuentro con los camaradas. La alegría de sentir los valores compartidos del arma y de la institución.

Desde el día anterior, informaciones periodísticas hacían referencia a la presunta existencia de listas negras en la fuerza. Pero me negaba a aceptarlo. Mientras degustaba con nostalgia una marcha militar, un joven capitán con estampa de patricio se cuadra frente a mí. “Mi mayor, por orden del Jefe del Estado Mayor, usted tiene que retirarse de inmediato”. No era posible. Mi casa, mi segundo hogar me cerraba las puertas. No conforme con truncar mi carrera, también me negaban el derecho a disfrutar de una fiesta que consideraba en familia.

Cumplo en aclarar que no soy un delincuente. No he sido expulsado del Ejército, sigo siendo un Oficial Jefe en situación de Retiro. Como soldado por vocación desde los 12 años, conozco el sentido de la disciplina y de la autoridad. Por eso di cumplimiento a la orden... pero como ciudadano me pregunto ¿Tiene algún límite la autoridad del Jefe del Ejército? Yo creía que la ley era el fundamento de la autoridad. ¿Habrá cambiado esto en Argentina? ¿Seguirá la Dra Nilda Garré avalando medidas autoritarias en su Ministerio?.

Lic. Pedro Rafael Mercado
DNI: 18.046.597